sábado, 21 de junio de 2014

Capitulo Diez


-Así que te llamas Charlie Louis -asiente, aunque no era ninguna pregunta.
-Me puedes llamar Chad -esta vez asiento yo.
-¿Me vas a seguir llamando alucinación, no?
-Sí -no pretendía decirlo, pero al fin y al cabo es la verdad.

En estas cuatro semanas he descubierto que: hay algunas alucinaciones buenas -aunque no me termino de creer esa parte- llamadas Almas, Chad es el Alma que confundí con un botones.
También han desaparecido más  de la mitad de las  extinciones de las pastillas azules que me receto el psicólogo, ¿para qué seguir tomándolas si Almas, espectros y demás espectros de locura siguen hay?

Observo a Chad mientras pienso en todo esto, en el hecho de que hay algo mal en mí, en el hecho de que yo puedo ver y hacer cosas que los demás no y me siento apunto de caer. Tiene que haber algo malo en mí.
El sentimiento que comienza a formarse me obliga a apretar la mandíbula, para no gritar o llorar. Desde que Charlie apareció me llevo preguntando el porqué.
Observo a Chad, el parece estar enfadándose por mi ataque de debilidad. Eso me enfada, yo no le elegí nada de esto. Así que no tiene derecho a enfurruñarse conmigo.
-¿Por qué sigues apareciendo? -es una pregunta que ya le hecho varias veces, pero que no puedo evitar que escape de mis labios una vez más- ¿Por qué eres bueno conmigo? ¿Por...?
Chad me corta con un suspiro.
-Porqué, soy un Alma, y las Almas somos buenas.
No estoy segura de que su forma de ignorar mi primera pregunta se pueda caracterizar de sutil.
-¿Alguna vez dejare de verte?
-Con suerte, no.
Con suerte. ¿De verdad? Con eso entro en cólera, creo que tengo que trabajar en mi temperamento pero ahora mismo no soy capaz de concentrarme en otra cosa que no sea la increíble sensación de ahogo. Empiezo a respirar con dificultad.
-¿Nunca? ¿Ni siquiera... Tomando pastillas para esquemáticos o algo así?
Chad parece enfadarse cuando le pregunto.
-No, no, no estas loca, ¡¿Tanto te cuesta entenderlo?!
Suspiro.
-Chad, estoy loca. Tengo alucinaciones, hablo con ellas; veo... Cosas que los demás no, que no debería ver. ¿Locura? ¿Donde?
Chad parpadea, ahora sí que está enfadado.
-¡No estás loca! -grita- ¡¿Tanto te cuesta asumir que eres especial?!
-Ya sé lo “especial”, eso es lo que los psicólogos les dicen a tus familiares cuando van a la consulta, para llamarte “loca”.
Por un momento el Alma desaparece y parte de la angustia que siento se va con él. Pero vuelve en seguida, provocando la vuelta de mi angustia con más fuerza.
-¡No! ¡No me refería a eso! -me mira un segundo- Dime una cosa, cuando ocurrió el terremoto, ¿qué sentiste?
-¿Que sentí de qué?
-¿Me estás diciendo acaso, qué no sentiste que eras tú quien lo dominaba?
Me quedo pasmada por varios segundos reproduciendo sus palabras.
Hasta que me doy cuenta. Pero él no puede saberlo, ¿no?; eso algo que me encargado de mantener oculto, ya me ocupe de desterrar esas absurdas sospechas al fondo oscuro del baúl en mi mente.
 Él no puede saberlo,  simplemente no puede saberlo, ¿verdad?
Me muerdo el labio. Vale, a ver; él no puede saberlo. Pero, ¿y si lo sabe? Tengo que averiguar, fingir confusión, no mostrarme tensa.
Dejo de morderme el labio.
-¿Ah... A qué te refieres?  -mi voz suena muy demasiado aguda y me maldigo.
Chad me observa, frío, calculador. Si es un Alma, ¿por qué me así? En estos momentos que las sombras sin cara. Casi me das miedo que el que yo me doy misma.
-Tú sabes a lo que me refiero. -el vello de mi nuca se eriza.
-Ummmmm... No.
-¿Pretendes hacerme creer qué ni siquiera sospechas tú has provocado el terremoto, el trueno o la nevada? -me siento cómo si me hubiesen dado una patada directa en las costillas y me dejo de respirar.
-¿C... Chad pero qué dices? -le miro, apenas veo nada- ¿Chad dónde estas? Para de moverte ¿Chad qué...? -mi voltea a causa del invisible manotazo.
-¡Calla! -me quedo sin voz- Escuchame estúpida , sé que sabes a lo que me refiero.
-No, yo no...
-¡Te ordene silencio!
Mis ojos se cierran con fuerza y me muerdo el interior del labio reprimiendo las ganas de llorar.
No entiendo que es lo que ocurre <<¿Por qué?>> quiero preguntar. ¿Por qué yo? ¿Por qué yo pudo ver todas estas cosas? ¿Por qué puedo provocar desastres naturales? ¿Por qué no soy capaz de recordar a mis padres? Hay demasiadas dudas, que se quedan en mi garganta, incapaces de salir.

Abro mis ojos y todo lo que puedo ver es un infinito oscuro y desolado.
Y el espectro “amigable” de Charlie. Aunque puedo distinguir una tonalidad diferente, oscura, en sus ojos. Lo que antes era su sonrisa amable se convertido en una mueca afilada y discordante.
Una pesada tristeza me invade,mis ojos abnegados de lagrimas ardientes.
-Oh -se agacha para que nuestros ojos se encuentren.- La Elegida no puede ser tan débil. -su voz denota burla y crueldad. Todo él apesta a crueldad, cómo si desprendiera ese tipo de olor por cada poros de su cuerpo.
-O quizá no seas tu al fin y al cabo. Quizá sea esa guapa hermana tuya, Rousse, la Elegida y tenga que hacerla pasar por aquí también a ella.
Si mi cuerpo me estuviese obedeciendo, el ser que tengo delante estaría reducido a cenizas.
-¡Oh! ¿Pero qué te ocurre? -ríe cuando mis sollozos aumentan- ¿Es qué no te gusta lo que ves?
En mi cabeza se agolpan mil imágenes de Ro siendo torturada de distintas formas, cada una más cruel que la anterior.
Pero cuando me pregunta, me doy cuenta de que ninguna de esas imágenes son reales. Porque él está aquí, delante de mí. Y no torturando a mi hermana.
Una nueva energía recorre mis venas.
La ira me inunda.
Porque yo tenia razón.
Porque no hay ningún Alma buena. Porque no hay nadie bueno en mi mundo de locos. 




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