A duras penas contengo el grito que atenaza mi garganta.
-Hola; siento mucho haberte asustado, no era para nada mi intención, pero me urge hablar contigo -bueno, educado es.
Hago un movimiento extraño con la cabeza para que continué.
Él se acerca y se sienta en la cama.
-Dime una cosa, ¿sabes qué es el Cruce de Sangre?
-Esto... No.
Asiente y me mira un momento.
-Es justamente por eso.
Parpadeo confundida.
-¿Por qué?¿Qué?
-Ahora mismo, estas demasiado confundida. Sí te explicara... Te confundiría aun más. -seguro que lo estoy mirando como una psicópata, pero hace como diez minutos me dijo que él ya estaba muerto, seguro que no se siente amenazado.
-Ah -y esta es mi ingeniosa replica.
Me doy cuenta de que él tiene razón, ya estoy lo suficientemente abrumada, no necesito más, gracias.
-Así pues, ¿eres capaz de distinguir unos espectros de otros -asiento, él también asiente y empieza hablar solo.
-¡Saoirse! -grita mi hermana por encima del ruido del agua- ¿Me puedes traer una toalla?, se me olvido coger una -sigo mirando a la alucinación, atontada.- ¡¿Serch?!
Me pongo en pie y voy hasta la cómoda, donde están las toallas.
Antes de llegar al baño, el Alma me llama.
-Seguiremos hablando -dice, creo que asiento. Y ya no está.
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Rousse se coloca los mechones de cabello suelto detrás de la oreja por undécima vez.
-Odio mi cabello -se queja.
-Pues a mi me encanta, te envidio -Ro me dedica una sonrisa de gratitud, pero yo lo decía en serio: Ro tiene un color de cabello precioso, entre cobrizo y marrón; yo:cabello de un soso castaño claro claro, casi rubio. Ro: cabello semi-ondulado, brillante y exuberante; yo: cabello semi-liso con vida propia, es imposible que dure más de dos minutos en su sitio; Ro: labios grueso, carnosos y rojos; yo: labios finos y pálidos...
En lo único en lo que no la envidio son los ojos. Ella los tiene preciosos y verdes, pero los míos son grandes y expresivos de un color plata con azul oscuro difuminado, difícil de encontrar.
Rousse se acerca a mí y me da un beso en la frente, como cuando era pequeña.
-No tienes porqué -dice y me sonríe- voy a intentar lo de los papeles de la casa, así podremos volver cuanto antes a Ibiza ¿vale? -asiento.
-Sí por favor, arregla los. -suplico, y Ro ríe un poco.
-Haré lo que pueda. -replica.
Se levanta y va a girarse pero se detiene.
-Tomate las pastillas ¿vale? -suspiro.
-Vaaale -abro el cajón de la cómoda y cojo un pequeño bolsito blanco, dentro están mis primeros auxilios. Cojo un pequeño botecito de cristal lleno de pastillas azules y amarillas.
Rousse se vuelve a agachar y me abraza.
-Sabes que es por tu bien.
Rousse se cantea y se marcha cerrando la puerta.
Me quedo mirando el bote de pastillas durante varios minutos mientras los acontecimientos de las ultimas semanas pasan ante mis ojos. Abro el bote y cojo dos pastillas.
Las aprieto en mi mano, suspiro y me levanto.
Miro el cubo de la basura un segundo más, dubitativa.
Cierro mis ojos un momento mientras respiro hondo.
Las pastillas azules precipitan al fondo del cubo con un ruido sordo.
Me gusta la historia, lo sabes porque ya te lo he dicho ;) Me gusta por donde va la historia, solo puedo decir una cosa: ¿CUANDO HAY MÁS CAPÍTULOS?
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