domingo, 25 de mayo de 2014

Capitulo Nueve

Salto y me quedo bruscamente sentada en la cama.
A duras penas contengo el grito que atenaza mi garganta.
-Hola; siento mucho haberte asustado, no era para nada mi intención, pero me urge hablar contigo -bueno, educado es.
Hago un movimiento extraño con la cabeza para que continué.
Él se acerca y se sienta en la cama.
-Dime una cosa, ¿sabes qué es el Cruce de Sangre?
-Esto... No.
Asiente y me mira un momento.
-Es justamente por eso.
Parpadeo confundida.
-¿Por qué?¿Qué?
-Ahora mismo, estas demasiado confundida. Sí te explicara... Te confundiría aun más. -seguro que lo estoy mirando como una psicópata, pero hace como diez minutos me dijo que él ya estaba muerto, seguro que no se siente amenazado.
-Ah -y esta es mi ingeniosa replica.
Me doy cuenta de que él tiene razón, ya estoy lo suficientemente abrumada, no necesito más, gracias.
-Así pues, ¿eres capaz de distinguir unos espectros de otros -asiento, él también asiente y empieza hablar solo.
-¡Saoirse! -grita mi hermana por encima del ruido del agua- ¿Me puedes traer una toalla?, se me olvido coger una -sigo mirando a la alucinación, atontada.- ¡¿Serch?!
Me pongo en pie y voy hasta la cómoda, donde están las toallas.
Antes de llegar al baño, el Alma me llama.
-Seguiremos hablando -dice, creo que asiento. Y ya no está.
           

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Rousse se coloca los mechones de cabello suelto detrás de la oreja por undécima vez.  
-Odio mi cabello -se queja.
-Pues a mi me encanta, te envidio -Ro me dedica una sonrisa de gratitud, pero yo lo decía en serio: Ro tiene un color de cabello precioso, entre cobrizo y marrón; yo:cabello de un soso castaño claro claro, casi rubio. Ro: cabello semi-ondulado, brillante y exuberante; yo: cabello semi-liso con vida propia, es imposible que dure más de dos minutos en su sitio; Ro: labios grueso, carnosos y rojos; yo: labios finos y pálidos... 
En lo único en lo que no la envidio son los ojos. Ella los tiene preciosos y verdes, pero los míos son  grandes y expresivos de un color plata con azul oscuro difuminado, difícil de encontrar.
Rousse se acerca a mí y me da un beso en la frente, como cuando era pequeña.

-No tienes porqué -dice y me sonríe- voy a intentar lo de los papeles de la casa, así podremos volver cuanto antes a Ibiza ¿vale? -asiento.
-Sí por favor, arregla los. -suplico, y Ro ríe un poco.
-Haré lo que pueda. -replica.   
Se levanta y va a girarse pero se detiene.
-Tomate las pastillas ¿vale? -suspiro.
-Vaaale -abro el cajón de la cómoda y cojo un pequeño bolsito blanco, dentro están mis primeros auxilios. Cojo un pequeño botecito de cristal lleno de pastillas azules y amarillas.

Rousse se vuelve a agachar y me abraza.
-Sabes que es por tu bien.

Rousse se cantea y se marcha cerrando la puerta.

Me quedo mirando el bote de pastillas durante varios minutos mientras los acontecimientos de las ultimas semanas pasan ante mis ojos. Abro el bote y cojo dos pastillas. 
Las aprieto en mi mano, suspiro y me levanto.
Miro el cubo de la basura un segundo más, dubitativa.
Cierro mis ojos un momento mientras respiro hondo.

Las pastillas azules precipitan al fondo del cubo con un ruido sordo.








1 comentario:

  1. Me gusta la historia, lo sabes porque ya te lo he dicho ;) Me gusta por donde va la historia, solo puedo decir una cosa: ¿CUANDO HAY MÁS CAPÍTULOS?

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