lunes, 6 de octubre de 2014

Capitulo Trece

Hojas. Ramas. Arboles. A eso se reduce mi visión.
Algo o alguien me ha secuestrado de la casa en llamas y me lleva con él; al menos, en la dirección contraria.
Me revuelvo, pero me tiene bien sujeta.
Al menos mi angulo de visión a cambiado un poco. Nos movemos rápido, muy, muy rápido. Nadie puede correr así.
¿Me ha secuestrado un Espectro? ¿Pueden hacer eso? ¿Por qué me secuestra? O vale, ya sé por que, Elegida. A partir de ahora esa palabra está prohibida.
Pero si es un espectro, ¿por qué me ha rescatado del otro espectro? Mi vida hace tiempo que dejo de tener sentido, pero esto sobrepasa la línea.
-Estate quieta -me sobresalto, es la primera vez que mi secuestrador/rescatador habla. Al menos eso me ha parecido entender, por que ha sonado más bien como un silbido grave.
Me muevo un poco, todo lo que me permite, hasta que puedo ver su rostro de perfil.
Solo que lo veo tan difuso que ni siquiera soy capaz de distinguir si se trata del rostro de una mujer o el de un hombre. Pero puedo ver sus ojos, tienen una forma extraña, quizá sea por que esta de perfil, o por que veo todo como un borrón, pero juraría que son de un azul raro, intenso y cristalinos, parecido al del hielo, quizás incluso más, pero con un toque verdoso, y la pupila tan dilatada que parece una rendija negra. Los ojos más raros que he visto nunca, pero no dejan de ser hipnóticos. Los observo.


Y los observo.
Hasta que vuelvo a caer en los brazos del sueño .
Mi madre va corriendo, conmigo en brazos. No se ha cambiado el vestido, por lo que una mancha de sangre escarlata mancha su largo vestido violeta que la hace tropezar casi constantemente.
A veces se para, se gira y recita otra melodía, pero más corta.
Se ve muy débil, como si la vida se le escapara a cada pestañeo, quizá es así.
No sé cuanto tiempo lleva corriendo, pero entonces se para bruscamente.
No lo entiendo; no hay nada aquí, ¿qué ocurre?¿Es qué ya no tiene fuerzas para continuar?
No, no es eso. Se introduce rápidamente entre las fisura que forman dos rocas.
La grieta es tan pequeña y está tan cubierta de hojarasca que no me extraña no haber reparado en ella.
-Jeff -susurra- soy yo, soy Ayleen. Traigo a mi pequeña, tenéis que salvarla.
Unos ojos marrones aparecen, seguidos de una corta y espesa barba anaranjada hasta llegar a completar el cuadro de una cara pequeña y afilada.
-¿Ayleen? Oh, realmente eres tú, ¡cuanto me alegro! -su sonrisa no queda bien con su rostro.
Al fijarse en el estado de mi madre la sonrisa desvanece.
-¿Qué te ha ocurrido?
Mi madre toma una bocanada de aire antes de hablar.
-Lo que todos sabias que acabaría sucediendo, ¿no es cierto? -el rostro de Jeff se contrae- Perdona, tío Jeff -¡¿Tío ?!- no quería decir eso, sólo... Me estoy muriendo.
Él cierra los ojos un momento.
-Lo siento, Ayleen. Lo lamento...
-Lo sé, pero no queda tiempo para eso. Sólo, por favor, protege a mi bebe.
Me deja en brazos de mi, supuesta mente, tío Jeff y se apoya en la pared para no caer.
-Se llama Saoirse, Saoirse Evans.
Los ojos de Jeff bajan a mí.
-¡Padre! -un niño bajo, con el cabello castaño corto y algo gordo aparece, sofocado- ¡Se están acercando! ¡Hay que darse prisa!
Jeff vuelve a mirar a mi madre y le susurra unas palabras en irlandés con un acento extraño. Una bendición.


***************************

Mi cabeza da vueltas.
Cuando abro los ojos la luz hiere mis retinas. Los vuelvo a cerrar y parpadeo varias veces, intentando habituarme. No tengo suerte.
Intento moverme. Entonces caigo en algo y una pregunta me atenaza.
¿Dónde estoy?
Fuerzo mis ojos a ver, pero no lo consigo.
Maldita sea.
Mi cabeza retumba, parece que tengo una bomba apunto de de explotar incrustada en el encéfalo.
Me revuelvo de nuevo, grito sin emitir sonido. Vuelvo a abrir los ojos, sin conseguir ver.
Estoy agotada. Pero no puedo dormir. No debo dormir, tengo que averiguar donde estoy, que está pasando.
El agotamiento me arrastra.
Antes de caer dormida escucho unas voces. Pero no consigo descifrar que dicen.


Despierto por enésima vez. No sé donde estoy, que es lo qué está pasando ni cuanto tiempo ha pasado desde la ultima vez que vi a Rousse.
Rousse...
¿Estará bien? ¿Estará conmigo ahora?
He intentado varias veces saber donde estoy.
Éste lugar no huele a desinfectante ni nada ligeramente parecido a un hospital. Huele a madera y tierra mojada.
Los murmullos que a veces escucho son demasiado débiles como para distinguir una palabra.
Cada vez que abro los ojos no veo nada, ni blanco, ni negro, ni formas abstractas. Nada.
Eso me aterra, pero no puedo dejar de pensar en Ro.
Necesito saber que está bien.
Mis suplicas no son escuchadas y una vez más me duermo sin tener noticias de ella.
Mis sueños no son sueños.
Cada vez que me relajo un nuevo recuerdo viene a mí.
Algunos son tan vividos que estoy segura que los dueños de los murmullos me han oído llorar a gritos.
Pero poco me importa.
En mi mente he visto sacrificarse a mi abuelo.
Por mi culpa.
He visto a mi madre morir.
Por mi culpa.
Como mi padre lloraba desconcertado, sin saber el porqué.
Por mi culpa.
Todo por mí.
Por mucho que dijera mamá, yo no soy la Elegida. No soy un alma pura. No puedo serlo.
Soy un monstruo. Llevo una bestia en mí, a la que no puedo controlar.
No soy el milagro que todos esperaban.
Soy la maldición que todos temen.
Quizá después de todo sea mejor no saber nada de Ro, que se mantenga lejos. No quiero hacerla daño a ella también, es lo único que me queda.
Empiezo a llorar.
Intento desesperada, que las lagrimas se mantengan dentro, pero no soy capaz. Estoy descontrolada.
Escucho unos pasos.
Se acabo.
-¡Matad me! ¡Matad me de una maldita vez!
Los pasos se detienen para reanudar la marcha. Parecen dubitativos.
Por fin, siento que alguien se acerca.
Pronto todo habrá terminado.
La voz de mi madre suena en mi mente <<No puedes morir, hasta el día de la elección>>. Pero no importan, por que no es cierto. Yo no soy la Elegida. No hay ninguna elegida.
Sólo quiero que esto termina ya, por favor.
Siento una presencia junto a mí.
¿Y si es Rousse? No por favor, no quiero lastimar la.
-No llores -es una voz masculina. No es Rousse, el alivio y la decepción me atontan-. No llores, no vamos a herirte.
Mi nivel de histeria aumenta.
-¿Y qué hago aquí... dónde quiera que este? Mira, no me importa. Sólo -dudo, ¿y si no lo sabe? Seria ponerla en el punto de mira- no hagáis daño a nadie, por favor. Acabad con esto de una vez, matad me o lo que sea. Terminar.
-No vamos a matarte, queremos ayudarte. Es nuestro deber; proteger a la Ele...
Elegida.
-¡Yo no soy vuestra elegida! ¡¿Estáis todos locos o qué?! ¡Yo soy un monstruo! Y estoy cansada de ser lo. No quiero a nadie, por favor.
-Claro que eres la Elegida. Que estés lo demuestra aquí. Entiendo que todo te tiene que resulta muy duro. Pero no estás sola.
Estoy completamente sola.
Pero estoy demasiado agotada y no quiero seguir discutiendo. Si él no quiere acabar con esto lo haré yo, en cuanto me encuentre algo mejor.
Finjo dormir hasta que siento que se aleja.
Suspiro.
Empiezo a cantar entre susurros, la música siempre ha sido mi salvoconducto, mi cura, mi refugio.
Río al darme de la canción que canto, “Monster” de Imagine Dragons, supongo que es apropiada.

********************

Despierto al sentir unos brazos mecerme.
Suelto un inteligible “¿Qué?” y escucho un suspiro antes de recordar todo. Retrocedo al lado contrario de la fuente del sonido.
-Tranquila, tranquila. Soy yo -es la misma voz de antes-, anda es verdad, no sabes mi nombre... Me llamo Jack.
-¿Y qué me importa?
-Pues...
-¿Vas a matarme ya?
-No -su voz suena dura, está enfadado-. Supera lo de una maldita vez. Eres la Elegida. Te vas enfrentar con muchos Espectros antes del Día de la Elección. No eres un monstruo, no voy a herirte, nadie de por aquí lo hará, jamas. Queremos protegerte, y más te vale que confíes. -coge aire- Mira, supongo que es muy duro. Lo mio no es ni la mitad y cuando me entere... Me encerré un mes entero y estuve llorando todas las noches. Supongo que es verdad lo que dicen; los li... -carraspea- somos unos inmaduros -puedo sentir su risa-. Te traje algo de comida, llevas días aquí tumbada, debes de estar hambrienta.
Mi estomago parece despertar de su letargo al captar un olor dulzón.
Me digo a mi misma que no estoy alargando nada, sólo estoy cogiendo fuerzas para acabar con esto bien.
Carraspeo.
-Muchas gracias... Yo soy Saoirse -no hay razón para ser descortés
vuelvo a sentir su risa cerca de mí.
-Encantado, Saoirse. Nunca pensé que la Elegida pudiera ser tan guapa.
No estoy para halagos mismo. Pero intento sonreír.
-Bueno, ¿Jack? ¿Puedes encender la luz o velas o lo que sea haya donde quiera que estemos para que al menos pueda ver la comida?
Él enmudece.
-¿Qué? ¿Tengo que comer a oscuras?
-No... No es eso... es... todas las luces están encendidas, y aun se puede ver el sol.
-¿Qué dices? Yo no veo nada.
Él enmudece de nuevo.
-Serch, mírame por favor -me pide. Obedezco.
Puedo sentir como su cuerpo se paraliza frente al mio.
-Serch...
Genial.
Ahora estoy ciega.



No hay comentarios:

Publicar un comentario